Con el tiempo y gracias al sentido que tienen las corridas de toros, el ser humano ha formado un animal único en la faz de la tierra. Un animal que sin la existencia del espectáculo taurino, hoy en día ya estaría extinto.
El toro que actualmente conocemos tuvo sus precedentes en varias especies ya desaparecidas, la más conocida es el llamado Uro primitivo. Como bovino es un mamífero típicamente herbívoro que no tiene que atacar para alimentarse, de ahí la misteriosa psicología que tiene este animal de embestir. El ser humano se percató de esta especial característica que hace diferente a este animal de los demás, por lo que ha sido motivo de estudio y de un especial interés por mantener y mejorar esta cualidad llamada, bravura. Según el diccionario, la bravura es la fiereza de un animal, y la fiereza es relativa a lo inhumano, es decir no podemos a un animal de estos ponerlo en la misma categoría que un ser humano. Hoy en día los toros de lidia son criados con el fin de obtener esta bravura.
El enfrentamiento hombre-toro tiene sus indicios en la mitología griega, pero fue en la edad media que el hombre empieza a usar este tipo de ganado para poner a punto a las caballerías, mediante un sistema que resultaba del ataque del mismo toro hacia el caballo, cual si se tratara de las tropas enemigas. Los caballos mejores librados eran los que iban a combate. Poco a poco el hombre se da cuenta que el toro puede embestir al movimiento o la provocación de un objeto, sin tener que atacar precisamente al ser humano. Descubre que con esta bravura particular, que sólo tiene este animal, se puede utilizar para otros fines de expresión humana; aquí el inicio del toreo. Debido a esto empieza su domesticación, de no ser así, este animal se hubiera cruzado sin control alguno, sin poder dar preferencia a la genética de su bravura y por lo tanto terminado como un ganado más para el consumo humano. El proceso de selección del toro bravo es patente a lo largo de su vida. Lo que el hombre a logrado a través de un trabajo de la genética, es acrecentar y conservar la bravura de este animal.
Es gracias al espectáculo de las corridas de toros que está raza existe, si no hay corridas esta se acaba. ¿Qué?, ¿en teoría un defensor de un animal no quiere que perdure una especie?, acaso ¿quieren que esta se acabe? si es así, no hay nada que hacer, sin toros bravos no hay corridas de toros.
Es a través del arte del toreo que el animal puede demostrar su bravura con total entereza. El toro bravo si no tuviera como misión fundamental la lidia, sería condenado a los zoológicos y claro está que este animal, de tan particular característica, no está destinado a vivir en estos lugares.
La bravura del toro se manifiesta en una plaza de toros y da pie, a un espectáculo de interpretación humana con fines artísticos, emocionales, únicos de nuestra especie. Si desaparece este espectáculo, no existirá ser humano alguno que se dediqué a la cría de toros bravos, ya que estos no tendrían razón de ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario